Spanien
Angel Iribarren Arlegui
Partiendo de una filosofía que cada día está más en boga orientada a no hacer un mal uso o despilfarro de los recursos naturales, ya que estos son escasos y deben de llegar a todos y a las generaciones futuras, he planteado mi manera de enfocar la escultura. Aunque siempre he tenido presente esta manera de pensar, tampoco hay que despreciar que ha habido influencias relacionadas con la carencia y escasez de medios, lo cual te obliga a ser más imaginativo, y cómo no, en el acceso a determinados materiales. Pasado el tiempo me siento orgulloso de la precariedad de medios y la deriva que de esto ha tomado mi vida, sin menospreciar las opciones que otros toman. De esta manera el trabajo en el taller ha sido una pequeña parte del tiempo dedicada a la creación. Han tenido un contenido en tiempo mucho mayor, los paseos por el monte donde he encontrado cosas que para mí han sido tesoros, las caminatas por las orillas de los ríos, donde se encuentran verdaderas maravillas como las piedras y otros elementos que arrastran las avenidas, los pantanos cuando llega el estío. He soñado noches enteras en las formas, cómo ensamblar trozos de madera, inventar soluciones para problemas de difícil solución, bueno esto sería complicado el explicarlo. También han sido incontables las horas pasadas en las chatarrerías, en las escombreras y hasta en los contenedores de basura. Observando herramientas obsoletas de labranza y buscando formas con vida. También en las ferreterías, comprando tornillería y alguna pequeña maquinaria que me ha hecho el trabajo más llevadero. He pretendido alejarme del consumismo para expresar sentimientos, aunque del todo es imposible.
Con estos elementos que en otros tiempos han tenido una utilidad muy distinta, y seguramente más relevante, se plantea un cambio de uso o una especie de reencarnación, ¿Quien sabe si sufrirán otras alteraciones a lo largo de su existencia? O quizás, acabarán siendo cenizas.
Maderas que han sido vigas, pilares o ventanas, o quizás palés. Otras que fueron cortadas como consecuencia de podas o limpias en los montes o simplemente han quedado sus raíces al descubierto cuando se han abierto caminos nuevos en el monte. Piedras, que formaban parte de calles adoquinadas o casas derruidas, que ya han perdido su función. Tal vez cantos rodados arrastrados por el río o que han llegado a alguna playa. O herramientas obsoletas de labranza que ofrecen cierta versatilidad.
Todos estos elementos, con una escasa intervención humana, intentando que no despierten de su sosiego, son los que forman parte de mi universo. Son los que me han servido para expresar cuestiones que me preocupan, me asombran o tal vez me generan cierta admiración.
Sin ser pretencioso también he pensado en alguna ocasión, que algún trabajo mío pudiese servir a otras personas para poder reflexionar, pensar, meditar y quién sabe si se pudieran producir pequeños cambios. No obstante este no es mi objetivo. El estar atento a la realidad social, reflexionar, intentar expresar, buscar materiales que sirvan para el objetivo, ensamblar y acabar, es una especie de veneno que llevas dentro, que no te puedes deshacer de él, que te quita otras muchas facetas importantes de la vida y que acabará cuando la cabeza y el cuerpo inicien la decrepitud.
Con estos elementos que en otros tiempos han tenido una utilidad muy distinta, y seguramente más relevante, se plantea un cambio de uso o una especie de reencarnación, ¿Quien sabe si sufrirán otras alteraciones a lo largo de su existencia? O quizás, acabarán siendo cenizas.
Maderas que han sido vigas, pilares o ventanas, o quizás palés. Otras que fueron cortadas como consecuencia de podas o limpias en los montes o simplemente han quedado sus raíces al descubierto cuando se han abierto caminos nuevos en el monte. Piedras, que formaban parte de calles adoquinadas o casas derruidas, que ya han perdido su función. Tal vez cantos rodados arrastrados por el río o que han llegado a alguna playa. O herramientas obsoletas de labranza que ofrecen cierta versatilidad.
Todos estos elementos, con una escasa intervención humana, intentando que no despierten de su sosiego, son los que forman parte de mi universo. Son los que me han servido para expresar cuestiones que me preocupan, me asombran o tal vez me generan cierta admiración.
Sin ser pretencioso también he pensado en alguna ocasión, que algún trabajo mío pudiese servir a otras personas para poder reflexionar, pensar, meditar y quién sabe si se pudieran producir pequeños cambios. No obstante este no es mi objetivo. El estar atento a la realidad social, reflexionar, intentar expresar, buscar materiales que sirvan para el objetivo, ensamblar y acabar, es una especie de veneno que llevas dentro, que no te puedes deshacer de él, que te quita otras muchas facetas importantes de la vida y que acabará cuando la cabeza y el cuerpo inicien la decrepitud.